lunes, 28 de noviembre de 2011

Joder.

Aunque había prometido no volver a pensar en él, al menos en la manera en la que lo solía hacer antes, y no recordar nada más, ni seguir intentándolo, sino desearle lo mejor y esperar que su amistad siguiese en pie, se sorprendió cuando se descubrió así misma imaginando un beso de los suyos, de los que realmente le gustaban, mientras su mente corazón volaba lejos, muy lejos, y el sol iluminaba justamente la parte de la sala donde ella se encontraba. Al menos eso se llevaba el frío y le reconfortaba.
Y así, envuelta por esa cálida inocencia, despejó de su mente cualquier resto de esa nueva locura, volviendo a la realidad con una sonrisa agridulce, demasiado.

Parece que hoy me toca echar de menos.