Que me agarres de la mano y me arrastres contigo, corriendo bajo la lluvia, empapándonos, sin miedo al frío. Contigo eso es imposible. Enciendes cada célula de mi ser.
El sonido del motor de tu moto, y doscientos por hora, sí, eso es, con el viento en nuestras caras, distinguiendo cada átomo, mis manos en tu cintura, afortunadas ellas que recorren cada milimetro de tu piel.
Valientes.