Mentiras.
Sabes cómo es ¿no? Como cuando te duele el pecho de recordar demasiado y decides que ya has esperado suficiente, que has perdido un tiempo que no volverás a recuperar, que te has equivocado de persona. Una vez más. Y ahora toca lo peor, volver a confiar, volver a engañarte y decir que esta vez es para siempre, volver a ser valiente y arriesgar sin miedo a fallar. Aunque te siga esperando.