domingo, 30 de diciembre de 2012

Sí, rotundo.

Y resulta que no es tan fácil como creías, que no le hiciste ni puto caso a lo que sentías y te dejaste llevar por el rencor y la dulzura de ver en sus ojos lo que un día sufrieron los tuyos, que no sabes como acabar con esto de una vez por todas.
Que tomar decisiones es arriesgarse y equivocarse, que dejes de pensar de una vez en cómo no hacerle daño y vive para ti.



Que evitar sufrir implica también evitar ser feliz.