jueves, 18 de octubre de 2012

En media hora se metió en mi cabeza otra vez, pasaron por delante de mi todos los recuerdos que había estado borrando durante meses, me miraba. Y yo...yo estaba acojonada, hablemos claro, llena de cariño y rencor a la vez. Salían a flote todas las sonrisas que me había robado durante tantos meses y se mezclaban con las lágrimas que siempre alguien tuvo que secar. Pesaba más el dolor, vacío. Ni me atreví a mirarlo, hubiese entendido perfectamente lo que llevaba escrito aquella noche en cada mirada. Me había importado tanto que ahora parecía increíble que fuese totalmente indiferente para mí. Buscaba por todas partes algún resto de todo lo que sentí por él, pero no apareció nada. Es como si el dolor se hubiese llevado todos los sentimientos, o yo que sé, algo así.
Al fin y al cabo, todos los días, sin excepción alguna, me pregunto si se arrepiente, si me echa de menos, aunque ya ni siquiera me importe y todo haya cambiado. Olvidar. Olvidar. Olvidar.